En aquellos días, Naamán, el general del ejército de Siria, que estaba leproso, bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio. Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: “Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor”. Pero Eliseo replicó: “Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada”. Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó. Naamán dijo entonces: “De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor.
Sal 97
El Señor revela a las naciones su salvación.
2Tim 2, 8-13
Querido hermano, acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.
Lc 17, 11-19
En aquel tiempo, mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?». Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
Segunda de Reyes 5, 14-17: La curación de Naamán
En este pasaje, Naamán, un general sirio que padecía de lepra, obedece al profeta Eliseo y se sumerge siete veces en el río Jordán. Al hacerlo, queda milagrosamente curado. Lleno de gratitud, regresa con Eliseo y reconoce al Dios de Israel como el único Dios verdadero. Naamán intenta ofrecerle regalos al profeta, pero este los rechaza, enfatizando que la salvación es un don gratuito de Dios. La petición final de Naamán de llevarse tierra de Israel simboliza su deseo de adorar al Señor en su propia tierra.
El significado central de esta lectura es que la salvación de Dios no se limita a un pueblo, sino que está abierta a todos los que lo buscan con un corazón humilde y obediente. La curación de Naamán es tanto física como espiritual, llevándolo a una profunda conversión y fe.
Salmo 97: El Señor es un Rey de justicia y salvación
Este salmo es un himno de alabanza que celebra la soberanía y la justicia de Dios sobre toda la creación. Proclama que el Señor "da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia". El salmista invita a toda la tierra a aclamar a Dios con alegría y música, reconociendo las maravillas que ha hecho por su pueblo.
El mensaje principal es un canto de gozo y gratitud por la acción salvadora de Dios, que se manifiesta a todas las naciones. Es un recordatorio de que el reinado de Dios trae consigo justicia y redención para toda la humanidad.
Segunda a Timoteo 2, 8-13: La fidelidad en el sufrimiento
En esta carta, el apóstol Pablo, prisionero por predicar el Evangelio, le recuerda a su discípulo Timoteo que se mantenga firme en la fe. Pablo afirma que, aunque él esté encadenado, "la palabra de Dios no está encadenada". Subraya una verdad fundamental: si perseveramos en la fe, reinaremos con Cristo. La frase clave es: "Si no somos fieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo".
El significado de este pasaje es un llamado a la perseverancia y la fidelidad en medio de las dificultades. Nos asegura que, a pesar de nuestras debilidades y fracasos, la fidelidad y la promesa de salvación de Dios permanecen inquebrantables.
Lucas 17, 11-19: La curación de los diez leprosos
Jesús se encuentra con diez leprosos que le suplican a distancia que los cure. Él los envía a presentarse a los sacerdotes y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Sin embargo, solo uno de ellos, que era samaritano (considerado extranjero y despreciado por los judíos), regresa para agradecerle a Jesús, glorificando a Dios. Jesús pregunta por los otros nueve y le dice al samaritano: "Tu fe te ha salvado".
Este evangelio resalta la importancia de la gratitud y la fe. La curación física fue recibida por los diez, pero la salvación completa, el reconocimiento del don de Dios, solo la experimentó aquel que regresó con un corazón agradecido.
El Mensaje en Conjunto: Fe, Salvación y Gratitud
Al leer estos cuatro pasajes en conjunto, emerge un mensaje teológico poderoso y coherente:
El tema central que une estas lecturas es que la salvación es un don inmerecido de Dios, ofrecido a toda la humanidad, que se acoge a través de la fe y debe ser correspondido con una profunda gratitud.
La Universalidad de la Salvación: Tanto Naamán el sirio como el leproso samaritano son extranjeros que reciben la gracia sanadora de Dios. Esto demuestra que la salvación de Dios rompe barreras nacionales y religiosas. No es exclusiva de un solo pueblo, sino para todos los que lo buscan.
La Fe como Camino: En todos los casos, la curación y la salvación están ligadas a un acto de fe. Naamán obedece la extraña instrucción de Eliseo, y el samaritano cree en la palabra de Jesús. Pablo nos recuerda que es nuestra fe en Cristo lo que nos une a su promesa.
La Curación Integral: Las lecturas muestran que la acción de Dios va más allá de lo físico. La verdadera sanación es también espiritual: lleva a la conversión (Naamán), al reconocimiento de la salvación (el samaritano) y a una vida de fidelidad (el mensaje de Pablo).
La Respuesta de la Gratitud: El punto culminante es la respuesta humana a la acción divina. Mientras que la ingratitud de los nueve leprosos es evidente, la gratitud del samaritano y de Naamán es el modelo de la respuesta adecuada a la gracia de Dios. El Salmo 97 es, en sí mismo, una expresión comunitaria de esta gratitud universal.
En resumen, el mensaje global es un llamado a reconocer las maravillas que Dios ha obrado en nuestras vidas, a aceptar su salvación con fe y, sobre todo, a vivir en un estado de constante agradecimiento, que es la marca de una fe auténtica y madura.