Porque llega el Día, abrasador como un horno.
Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados.
Sal 97
Toda la tierra ha visto al Salvador.
2Tes 3, 7-12
Hermanos, ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Lc 21, 5-19
En aquel tiempo, como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?».
Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Soy yo”, y también: “El tiempo está cerca”. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin». Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Estas lecturas, tomadas en conjunto (corresponden al Domingo 33 del Tiempo Ordinario, Ciclo C), nos hablan sobre el fin de los tiempos (escatología). El mensaje central no es de miedo, sino un llamado a la perseverancia , la responsabilidad y la esperanza en medio de las crisis, asegurándonos que Dios traerá la justicia.
El Significado de Cada Lectura
1. Malaquías 3, 19-20 (Primera Lectura)
Esta es una profecía sobre el "Día del Señor", un día de juicio.
Para los soberbios y malvados: Será un día de destrucción, "ardiente como un horno", donde serán consumidos "como paja".
Para los justos (los que "temen mi Nombre"): Será un día de salvación y sanación. Para ellos "brillará el sol de justicia" (una imagen de Cristo) que trae curación.
Mensaje: Establece el tema del juicio final, donde habrá una clara separación entre el bien y el mal, y una recompensa para los fieles.
2. Salmo 97 (98) (Salmo Responsorial)
La antífona de este salmo suele ser: "El Señor llega para regir los pueblos con justicia".
Mensaje: Este salmo es una respuesta de alabanza a la profecía de Malaquías. Celebra la venida de Dios (el Señor) no como un tirano, sino como un rey justo que viene a "regir el orbe con justicia y los pueblos con rectitud". Es un canto de alegría porque, finalmente, la justicia de Dios prevalecerá sobre el caos del mundo.
3. 2 Tesalonicenses 3, 7-12 (Segunda Lectura)
Esta lectura es de San Pablo y es eminentemente práctica. Aborda un problema en la comunidad de Tesalónica: algunos, creyendo que el fin del mundo era inminente, habían dejado de trabajar y vivían "en el desorden", esperando y comiendo a costa de los demás.
Mensaje: Pablo es muy firme. Pone su propio ejemplo de trabajo duro y da una orden clara: "Quien no quiera trabajar, que no coma" .
Enseñanza: La espera de la venida del Señor no debe llevar a la pereza, al fanatismo o a la irresponsabilidad. La forma correcta de esperar es vivir con responsabilidad, orden y trabajo en el día a día, cumpliendo con los propios deberes.
4. Lucas 21, 5-19 (Evangelio)
Este es el pasaje central. Jesús describe señales del fin de los tiempos, pero su enfoque es diferente.
La destrucción del Templo: Jesús advierte que vendrán grandes crisis (guerras, terremotos, plagas) y persecuciones contra sus seguidores.
Advertencia contra el engaño: Dice: "Miren que no los engañen", advirtiendo que muchos vendrán diciendo "soy yo" o "el tiempo está cerca". Pide no seguirlos.
El mensaje clave: Jesús no nos da un mapa para predecir el fin. Nos dice cómo vivir mientras esperamos. El mensaje culmina en esta frase: "Con su perseverancia salvarán sus almas" (o "ganarán la vida").
Mensaje: El camino del cristiano no será fácil. Habrá caos, engaño y persecución. La clave para la salvación no es adivinar cuándo será el fin, sino permanecer fiel a Jesús (perseverar) a pesar de todo.
El Mensaje en Conjunto
El tema que una estas cuatro lecturas es cómo vivir el presente sabiendo que el futuro está en manos de Dios.
Malaquías y el Salmo establecieron la promesa: Dios vendrá a juzgar con justicia. Los justos serán salvados (Malaquías) y el mundo será gobernado rectamente (Salmo).
Lucas nos advierte que el camino hacia ese final estará lleno de pruebas, caos y persecución. La tentación será buscar "salidas fáciles" o caer en el pánico. La instrucción de Jesús es clara: Perseverar en la fe.
2 Tesalonicenses nos da la aplicación práctica de esa perseverancia. ¿Cómo se persevera? No mirando al cielo con pereza, sino trabajando con responsabilidad en la tierra, cumpliendo nuestros deberes diarios.
Por lo tanto, el mensaje completo es: No temas al futuro ni a las crisis del mundo. Mantén tu fe en Jesús, no te dejes engañar por falsos profetas ni te dejes llevar por el pánico. La verdadera señal de un cristiano que espera al Señor es su fidelidad paciente (perseverancia) y su trabajo responsable en el aquí y ahora.