En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron a David en Hebrón y le dijeron:
“¡Nosotros somos de tu misma sangre! Hace ya mucho tiempo, cuando aún teníamos como rey a Saúl , eras tú el que conducía a Israel. Y el Señor te ha dicho: ‘Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de Israel’”.
Todos los ancianos de Israel se presentaron ante el rey en Hebrón. El rey estableció con ellos un pacto en Hebrón, delante del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.
Sal 121
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Col 1, 12-20
Hermanos, darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos. Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido, en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Lc 23, 35-43
Cuando Jesús estaba ya crucificado, el pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!». También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Estas lecturas, cuando se leen en conjunto, son extraordinariamente poderosas. Corresponden a las lecturas de la Misa para la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo (comúnmente conocida como la fiesta de "Cristo Rey"), que se celebra el último domingo del Año Litúrgico (Ciclo C).
El tema que las une es la naturaleza del verdadero reinado de Jesús, que contrasta radicalmente con el poder del mundo.
Desglose de Cada Escritura
Aquí tienes el significado individual de cada pasaje y cómo se conecta con el tema central:
1. 2 Samuel 5, 1-3 (El Rey Pastor)
Contenido: Todas las tribus de Israel acuden a David en Hebrón. Lo reconocen como "hueso y carne" suyos y recuerdan que él los pastoreaba incluso cuando Saúl era rey. Hacen un pacto con él, y David es ungido rey de todo Israel.
Explicación: Este pasaje establece el prototipo del rey terrenal elegido por Dios. David es importante por dos razones:
Une al pueblo: Reúne a las tribus divididas en un solo reino.
Es un pastor: Su liderazgo no es de tirano, sino de pastor ("tú apacentarás a mi pueblo").
Conexión con el tema: Jesús es el cumplimiento de esta figura. Es el "Hijo de David", el Rey legítimo. Pero Él es el Buen Pastor definitivo, que no solo guía, sino que da la vida por sus ovejas y une no solo a Israel, sino a toda la humanidad en su Reino.
2. Salmo 121 (122) (La Alegría del Reino)
Contenido: Este es un "cántico de peregrinación". El salmista expresa su inmensa alegría: "¡Qué alegría cuando me dijeron: 'Vamos a la casa del Señor'!". Describe la emoción de llegar a Jerusalén (Sion), la ciudad del Rey y el Templo, vista como un símbolo de paz y unidad.
Explicación: El salmo es la respuesta gozosa del pueblo que viaja hacia su rey y su Dios. Jerusalén no es solo un lugar geográfico, sino el símbolo de la presencia de Dios y la paz (Jeru-salem = "ciudad de paz").
Conexión con el tema: Es el canto de la Iglesia (el nuevo pueblo de Dios) que peregrina con alegría no hacia una ciudad terrenal, sino hacia la "Jerusalén celestial", el Reino eterno de Cristo Rey, donde Él nos espera.
3. Colosenses 1, 12-20 (La Identidad Cósmica del Rey)
Contenido: Este es uno de los pasajes teológicos más densos y bellos del Nuevo Testamento. Es un himno que describe quién es Jesús en relación con Dios, la creación y la Iglesia.
Explicación: San Pablo nos dice que el Reino de Cristo es uno donde hemos sido "librados del poder de las tinieblas". Luego define la supremacía de Jesús:
Rey de la Creación: "Él es la imagen del Dios invisible... todo fue creado por Él y para Él". Él es la razón y el fin de todo lo que existe.
Cabeza de la Iglesia: "Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia".
Rey de la Redención: "Él es el principio... para ser en todo el primero".
Fuente de la Paz: "Dios quiso... reconciliar todo consigo por medio de Él, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz".
Conexión con el tema: Este pasaje es la definición del Rey. Su autoridad es absoluta y cósmica. Y subraya un punto clave que conecta con el Evangelio: su reinado y la paz que trae se logran "mediante la sangre de su cruz".
4. Lucas 23, 35-43 (El Trono del Rey)
Contenido: Es la escena de la crucifixión. Jesús está en la cruz, y el pasaje se centra en las burlas y el reconocimiento de su realeza.
Explicación: Esta es la gran paradoja.
La burla del mundo: Los jefes, los soldados y uno de los criminales se burlan de Él precisamente usando su título real: "¡Que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido!", "Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!". El letrero (INRI) también lo proclama Rey. El mundo ve a un rey fracasado, impotente en una cruz.
El reconocimiento del "Buen Ladrón": En medio del fracaso aparente, solo un personaje (el ladrón arrepentido, San Dimas) ve la verdad. Él no le pide a Jesús que lo baje de la cruz; reconoce que el Reino de Jesús es otro: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino".
El poder del Rey: Jesús ejerce su poder real. No con rayos ni ejércitos, sino con misericordia: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Conexión con el tema: Este es el clímax. El trono de Cristo es la Cruz. Su corona es de espinas. Su poder real se manifiesta en el perdón y la salvación ofrecida a un pecador en el último momento. Este es el Rey que celebramos: uno que reina amando, perdonando y sacrificándose.
El Significado en Conjunto
La liturgia nos lleva en un viaje para entender qué tipo de Rey es Jesús:
Comienza con el rey humano ideal del Antiguo Testamento (David), un pastor que une al pueblo.
Nos lleva a la alegría de ir hacia el Reino (Salmo 121).
Define teológicamente la identidad cósmica y suprema de este Rey (Colosenses).
Y choca de frente con la paradoja: el trono de este Rey es la Cruz, y su poder se manifiesta en el perdón al pecador (Lucas).
En resumen, estas lecturas nos muestran que el reinado de Cristo no se basa en el poder militar, la riqueza o la dominación, sino en el servicio, el sacrificio, la verdad y el amor redentor que todo lo reconcilia.
