En aquellos dias, Saúl bajó al desierto de Zif con tres mil hombres, lo más selecto de Israel, para buscar a David en el desierto. David y Abisai llegaron de noche, mientras Saúl estaba acostado, durmiendo en el centro del campamento. Su lanza estaba clavada en tierra, a su cabecera, y Abner y la tropa estaban acostados alrededor de él. David tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie vio ni se dio cuenta de nada, ni se despertó nadie, porque estaban todos dormidos: un profundo sueño, enviado por el Señor, había caído sobre ellos.
Luego David cruzó al otro lado y se puso en la cima del monte, a lo lejos, de manera que había un gran espacio entre ellos. David respondió, diciendo: “¡Aquí está la lanza del rey! Que cruce uno de los muchachos y la recoja. El Señor le pagará a cada uno según su justicia y su lealtad. Porque hoy el Señor te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.
Sal 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga
su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
El Señor es compasivo
y misericordioso.
El Señor perdona
tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
El Señor es compasivo
y misericordioso.
El Señor es compasivo
y misericordioso,
lento para enojarse
y generoso para perdonar.
No nos trata como merecen
nuestras culpas,
ni nos paga según
nuestros pecados.
El Señor es compasivo
y misericordioso.
Como dista el oriente
del ocaso,
así aleja de nosotros
nuestros delitos;
como un padre es compasivo
con sus hijos,
así es compasivo el Señor
con quien lo ama.
El Señor es compasivo
y misericordioso.
1Cor 15, 45-49
Hermanos, esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente; el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida. Pero no existió primero lo espiritual sino lo puramente natural; lo espiritual viene después. El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el segundo hombre procede del cielo. Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial. De la misma manera que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo seremos de la imagen del hombre celestial.
Lc 6, 27-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
1Cor 15, 45-49
Hermanos, esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado como un ser viviente; el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida. Pero no existió primero lo espiritual sino lo puramente natural; lo espiritual viene después. El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el segundo hombre procede del cielo. Los hombres terrenales serán como el hombre terrenal, y los celestiales como el celestial. De la misma manera que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo seremos de la imagen del hombre celestial.
Lc 6, 27-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
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1 Samuel 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23
Este pasaje narra un episodio en la vida de David, quien se encuentra huyendo del rey Saúl, que busca matarlo.
- Contexto: Saúl persigue a David con un ejército. David y sus hombres se infiltran en el campamento de Saúl y encuentran a Saúl durmiendo. Abisai, uno de los hombres de David, propone matar a Saúl, pero David se niega.
- Significado: David muestra un profundo respeto por Saúl, a pesar de que Saúl lo persigue injustamente. David reconoce que Saúl es el ungido del Señor y que no debe ser dañado. Este pasaje resalta la importancia de honrar a las autoridades y de confiar en que Dios hará justicia a su debido tiempo.
Salmo 102
Este salmo es una oración de un afligido que clama a Dios en su angustia.
- Contenido: El salmista describe su sufrimiento y soledad, pero también reconoce la grandeza y misericordia de Dios. El salmo expresa confianza en que Dios escuchará su oración y lo librará.
- Significado: El Salmo 102 es un ejemplo de cómo podemos acudir a Dios en momentos de dificultad y encontrar consuelo en su amor y fidelidad. Nos recuerda que Dios está siempre presente, incluso en medio del sufrimiento.
1 Corintios 15, 45-49
Este pasaje habla sobre la resurrección de los muertos y la naturaleza del cuerpo resucitado.
- Contenido: Pablo compara el primer Adán, que fue hecho un ser viviente, con el segundo Adán, que es Cristo, quien es espíritu vivificante. Explica que así como tuvimos la imagen del hombre terrenal, también tendremos la imagen del hombre celestial.
- Significado: Este pasaje nos enseña sobre la esperanza de la resurrección y la transformación que experimentaremos en Cristo. Nos recuerda que nuestro cuerpo terrenal es mortal, pero nuestro espíritu es eterno.
Lucas 6, 27-38
Este pasaje contiene enseñanzas de Jesús sobre el amor al prójimo, incluso a los enemigos.
- Contenido: Jesús exhorta a sus seguidores a amar a sus enemigos, a hacer el bien a quienes los odian, a bendecir a quienes los maldicen y a orar por quienes los maltratan. También habla sobre la importancia del perdón, la generosidad y la misericordia.
- Significado: Este pasaje nos llama a vivir un amor que va más allá de lo natural, un amor que se extiende incluso a aquellos que nos hacen daño. Nos invita a perdonar, a ser generosos y a practicar la misericordia, siguiendo el ejemplo de Jesús.
En resumen
Estas escrituras nos invitan a la reflexión sobre diversos aspectos de la vida cristiana: el respeto a la autoridad, la confianza en Dios en medio del sufrimiento, la esperanza en la resurrección y el amor al prójimo. Todas ellas nos apuntan a vivir una vida de fe, esperanza y amor, siguiendo el ejemplo de Jesús.