DOMINGO 24

Is 66, 18-21
Entonces, yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria. Yo les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Put, Lud, Mésec, Ros, Tubal y Javán, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones.
Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios –dice el Señor– como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor.


Sal 116
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio. 
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. 
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio. 
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. 
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.


Hb 12, 5-7. 11-13
Hermanos, ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos:
"Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo".
Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.
Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.


Lc 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?». Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Y él les responderá: “No sé de dónde son ustedes”. Entonces comenzarán a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”. Pero él les dirá: “No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!”.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos».

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Isaías 66, 18-21: La Convocatoria Universal 

Significado: Este pasaje del profeta Isaías es una visión profética grandiosa. Dios anuncia que vendrá a reunir a todas las naciones y lenguas. No solo al pueblo de Israel, sino a gente de todo el mundo. Enviará misioneros a lugares lejanos (Tarsis, Lidia, Tubal, Grecia) para que anuncien su gloria. El resultado es asombroso: gente de todas las naciones vendrá a Jerusalén, el centro de la fe, para adorar a Dios. Incluso, de entre ellos, Dios escogerá a algunos para que sean "sacerdotes y levitas", un rol que antes estaba reservado exclusivamente para los israelitas.

En resumen, el mensaje es de una salvación radicalmente inclusiva y universal. Dios no es propiedad de un solo pueblo; su plan de salvación se extiende a toda la humanidad.


Salmo 116: Un Canto de Gratitud y Misión 

Significado: Este salmo es una respuesta directa al mensaje de Isaías. El salmista, lleno de gratitud, exclama: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio". Reconoce la "gran misericordia" y la "fidelidad" del Señor, que no son solo para él o para su pueblo, sino para todos. Es un salmo misionero que impulsa a compartir la buena noticia del amor de Dios con todas las naciones, haciéndose eco del plan universal de salvación que Isaías profetizó.

En resumen, es la respuesta agradecida a la invitación de Dios y el llamado a la acción para difundir su mensaje.


Hebreos 12, 5-7. 11-13: La Disciplina como Prueba de Amor 

Significado: La Carta a los Hebreos aborda una pregunta fundamental del creyente: ¿Por qué sufrimos si Dios nos ama? Este pasaje ofrece una respuesta contundente: las dificultades y pruebas no son un castigo de un Dios enojado, sino una "disciplina" de un Padre amoroso.

El autor argumenta que un padre que ama a su hijo lo corrige para educarlo y hacerlo más fuerte. De la misma manera, Dios nos trata como a hijos. El sufrimiento, visto desde la fe, no es para destruirnos, sino para entrenarnos, fortalecernos y producir en nosotros un "fruto de paz y de justicia". La exhortación final es clara: no te desanimes, "fortaleced las manos débiles y las rodillas vacilantes" y sigue adelante en el camino.

En resumen, el camino de la fe incluye pruebas, pero estas son una señal del amor paternal de Dios que nos educa y perfecciona.


Lucas 13, 22-30: La Puerta Estrecha y la Gran Sorpresa 

Significado: Jesús, mientras va de camino a Jerusalén, responde a la pregunta de si son "pocos los que se salvan". Su respuesta es una advertencia seria y urgente.

  • La Puerta Estrecha: Jesús no da un número, sino que dice: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha". Esto significa que la salvación no es automática ni fácil. Requiere una decisión personal, un esfuerzo consciente y una conversión real. No basta con "haber comido y bebido" con Jesús o "haber escuchado sus enseñanzas"; se necesita una relación auténtica y un compromiso de vida.

  • La Gran Sorpresa: Luego, Jesús describe una escena impactante. Muchos que se creían con derecho a entrar (los "primeros") se quedarán fuera. Y para su asombro, verán entrar a gente "de oriente y occidente, del norte y del sur" (haciendo eco de Isaías) para sentarse en el banquete del Reino de Dios. Concluye con la famosa frase: "Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos".

En resumen, la entrada al Reino requiere un esfuerzo personal y la pertenencia a un pueblo o grupo no garantiza nada. El Reino de Dios estará lleno de sorpresas, revirtiendo las expectativas humanas.


Significado en Conjunto: Un Camino para Todos, pero no un Paseo

Al leer estos cuatro pasajes juntos, se teje un mensaje coherente y profundo sobre el plan de salvación:

  1. Invitación Universal (Isaías): Dios abre las puertas de la salvación a todas las naciones sin excepción. Su amor no tiene fronteras.

  2. Respuesta Misionera (Salmo 116): La respuesta a esta increíble noticia debe ser la gratitud y el impulso de compartirla con el mundo entero.

  3. El Camino no es Fácil (Hebreos): El viaje de fe hacia esa salvación implicará dificultades. Sin embargo, estas pruebas no son un abandono de Dios, sino su forma de educarnos y fortalecernos como un Padre amoroso.

  4. Esfuerzo Personal y Sorpresa Final (Lucas): A pesar de que la invitación es para todos, la entrada no es automática. Se requiere un esfuerzo personal para pasar por la "puerta estrecha" de la conversión. Al final, la composición del Reino de Dios sorprenderá a muchos, demostrando que la lógica de Dios es muy diferente a la nuestra.

En conjunto, nos dicen: La salvación es un regalo ofrecido a toda la humanidad, pero exige una respuesta personal y esforzada, sostenida por la certeza de que incluso las dificultades del camino son una muestra del amor paternal de Dios que nos prepara para el banquete final.