DOMINGO 27

Jer 31, 7-9
Porque así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: “¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!”. Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremosde la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí! Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito.


Sal 125
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca ni se cansaba entonces la lengua de cantar. 
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
Aun los mismos paganos con asombro decían: “¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!” Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor. 
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor. 
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas. 
Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.


Hb 5, 1-6
Hermanos: Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana. Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino también por los propios pecados.
Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo:
"Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy". Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".


Mc 10, 46-52
En aquel tiempo, llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!». Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Ánimo, levántate! Él te llama». Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él le respondió: «Maestro, que yo pueda ver». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

                                                        .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 Vamos a analizar estos pasajes bíblicos juntos para encontrar los hilos conductores y su significado conjunto.

Jeremías 31, 7-9

Este pasaje del profeta Jeremías es una profecía de esperanza y restauración. Dios promete ser un padre para su pueblo, especialmente para aquellos que han sido dispersos y exiliados. La imagen del padre que cuida de su hijo primogénito es muy poderosa, resaltando el amor y la protección divina.

Salmo 125

Este salmo celebra la liberación del pueblo de Dios y su retorno a Sión. Expresa la alegría y el agradecimiento por la intervención divina en la vida de su pueblo. La imagen de la montaña de Sión, como lugar seguro y protegido, refuerza la idea de la protección divina.

Hebreos 5, 1-6

Aquí se nos presenta la figura del sumo sacerdote, que intercede por los pecados del pueblo. El autor de la carta a los Hebreos destaca que Jesús, como sumo sacerdote perfecto, puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él mismo ha sido tentado en todo, menos en el pecado.

Marcos 10, 46-52

Este pasaje narra la curación de Bartimeo, el ciego de Jericó. A pesar de las dificultades y las críticas, Bartimeo insiste en su petición de ayuda a Jesús. Su fe es recompensada con la restauración de su vista.

¿Qué nos dicen estos pasajes juntos?

  • La misericordia y el amor de Dios: En todos estos pasajes, vemos la constante manifestación del amor y la misericordia de Dios hacia su pueblo. Dios es un padre amoroso que cuida de los suyos, los libera de sus aflicciones y los restaura.
  • La importancia de la fe: La fe es un elemento fundamental en la relación con Dios. Bartimeo, al creer en el poder de Jesús, es sanado. La fe nos permite acercarnos a Dios y experimentar su gracia.
  • La figura de Jesús como mediador: En Hebreos, se nos presenta a Jesús como el sumo sacerdote perfecto, que intercede por nosotros ante el Padre. Esta idea se complementa con la imagen de Dios como padre amoroso en Jeremías.
  • La esperanza de la restauración: Tanto Jeremías como el Salmo 125 hablan de la restauración del pueblo de Dios. Esta esperanza se hace realidad en la persona de Jesús, que vino a salvar a la humanidad y a restaurar nuestra relación con Dios.

En resumen, estos pasajes nos invitan a confiar en la misericordia de Dios, a cultivar nuestra fe y a experimentar la alegría de la salvación. Nos muestran que Dios siempre está dispuesto a perdonar, a sanar y a restaurar nuestras vidas.