¡Ay de los que se sienten seguros en Sión y de los que viven confiados en la montaña de Samaría, esos notables de la primera de las naciones, a los que acude la casa de Israel!
Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José.
Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.
Sal 145
Alaba, alma mía, al Señor. Aleluya.
1Tim 6, 11-16
Querido hermano, en lo que a ti concierne, hombre de Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poderpara siempre! Amén.
Lc 16, 19-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: “Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan”. “Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí”. El rico contestó: “Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento”. Abraham respondió: “Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen”. “No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán”. Abraham respondió: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán”».
Amós 6, 1. 4-7: ¡Ay de los que viven en Sión!
Esta lectura del profeta Amós es una fuerte denuncia contra la complacencia y el lujo desmedido de las clases dirigentes de Israel.
"¡Ay de los que se sienten seguros en Sión!": Es una advertencia a los líderes y a los ricos que vivían en la opulencia, ignorando las injusticias y la difícil situación de los pobres. Se sentían intocables en su comodidad.
"Se acuestan en camas de marfil... y comen los mejores corderos del rebaño": Describe un estilo de vida extravagante y egoísta. Estaban tan absortos en sus placeres que se habían olvidado de Dios y de su responsabilidad hacia los demás.
"Serán los primeros en ir al destierro": El profeta les anuncia que su indiferencia y su pecado tendrán consecuencias. A pesar de su riqueza y poder, serán los primeros en sufrir el castigo del exilio.
En resumen, es un llamado de atención contra la indiferencia social, la búsqueda egoísta del placer y el olvido de los más necesitados. Advierte que la justicia divina alcanzará a aquellos que, teniéndolo todo, no se compadecen del sufrimiento ajeno.
Salmo 145: El Señor es bueno con todos
Este salmo es un himno de alabanza a la grandeza y la bondad de Dios. A diferencia de la dura advertencia de Amós, este salmo nos recuerda el carácter misericordioso de Dios.
"El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad": Destaca los atributos fundamentales de Dios: su paciencia, su amor incondicional y su disposición a perdonar.
"El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas": Su amor no es exclusivo, sino que se extiende a toda la creación.
"Sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan": Muestra a un Dios que está cerca de los que sufren, de los débiles y de los oprimidos. Es el protector de los vulnerables.
Este salmo nos invita a confiar en la providencia y el amor de Dios, especialmente en momentos de dificultad, y a alabarlo por su constante fidelidad y misericordia.
1 Timoteo 6, 11-16: Combate el buen combate de la fe
En esta carta, San Pablo le da instrucciones a su discípulo Timoteo, y a través de él, a todos los creyentes, sobre cómo vivir una vida cristiana auténtica.
"Tú, hombre de Dios, huye de estas cosas": Pablo le pide a Timoteo que se aleje de la avaricia y del amor al dinero, temas que había tratado justo antes de estos versículos.
"Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre": Le presenta las virtudes que debe cultivar un seguidor de Cristo. No se trata solo de evitar el mal, sino de buscar activamente el bien.
"Combate el buen combate de la fe": La vida cristiana es presentada como una lucha constante contra el mal y las tentaciones, con el objetivo de mantenerse firme en la fe.
"Conserva el mandamiento sin mancha hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo": Es un llamado a la perseverancia y a la fidelidad, manteniendo la pureza de la fe hasta el final de los tiempos.
El mensaje central es una exhortación a la fidelidad, la integridad y la perseverancia en la vida cristiana, luchando por vivir según los valores del Evangelio.
Lucas 16, 19-31: El hombre rico y el pobre Lázaro
Esta es una de las parábolas más poderosas y directas de Jesús sobre la riqueza, la pobreza y las consecuencias eternas de nuestras acciones en la tierra.
La vida en la tierra: Se nos presenta a un hombre rico que viste de púrpura y lino (símbolos de extrema riqueza) y banquetea espléndidamente cada día, mientras que a su puerta yace un mendigo llamado Lázaro, cubierto de llagas y deseando las migajas que caían de la mesa del rico. El rico ignora completamente al pobre.
El cambio en la muerte: Al morir, sus destinos se invierten drásticamente. Lázaro es llevado por los ángeles al "seno de Abrahán" (un lugar de consuelo y felicidad), mientras que el rico es sepultado y va al Hades (lugar de tormento).
El diálogo y la lección: Desde su tormento, el rico pide a Abrahán que envíe a Lázaro para que alivie su sufrimiento o para que advierta a sus hermanos. La respuesta de Abrahán es clave: "Ya tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen". Esto significa que las Escrituras ya contienen todo lo necesario para saber cómo vivir con justicia y amor. Si no hacen caso a la Palabra de Dios, tampoco lo harán aunque alguien resucite de entre los muertos.
El significado es claro: la indiferencia ante el sufrimiento del prójimo es un pecado grave con consecuencias eternas. La riqueza no es mala en sí misma, pero se convierte en un mal cuando nos ciega y nos hace insensibles a las necesidades de los demás. La parábola es una llamada urgente a la misericordia y a la justicia social aquí y ahora.
El Tema Central: La Ceguera del Rico y la Visión de Dios
La Denuncia (Amós y Lucas): Tanto la primera lectura (Amós) como el Evangelio (Lucas) presentan el problema de forma contundente. Describen a personas que viven en una burbuja de lujo y autosatisfacción. El profeta Amós denuncia a una clase social entera que banquetea en camas de marfil, mientras que Jesús, en la parábola del rico y Lázaro, le pone un rostro y una historia personal a esa indiferencia.
El pecado central no es la riqueza en sí misma, sino la ceguera que esta puede provocar. El rico no es condenado por ser malo o por explotar a Lázaro; es condenado simplemente por no verlo. Lázaro era invisible para él. Esta indiferencia es un abismo tan grande como el que separaba al rico de Abrahán en la vida eterna.
El Contraste Divino (Salmo 145): Justo después de escuchar la dura denuncia de Amós, el Salmo nos presenta el carácter de Dios, que es exactamente lo opuesto a los ricos indiferentes. Mientras los poderosos de la tierra ignoran al débil, el Salmo nos dice que "El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan" y "es bueno con todos".
Dios sí ve al pobre, al que sufre, al Lázaro de todas las épocas. Este salmo actúa como un espejo: nos muestra cómo es Dios y nos invita a preguntarnos si nuestro comportamiento se parece al de Él o al del rico de la parábola.
La Solución y el Mandato (1 Timoteo): Sabiendo el problema (la indiferencia) y conociendo el carácter de Dios (la misericordia), la carta a Timoteo nos da la hoja de ruta para el creyente. Es la respuesta práctica. San Pablo nos exhorta a "huir" del amor al dinero (la raíz de la ceguera del rico) y a "practicar la justicia, la piedad, la fe, el amor".
"Combatir el buen combate de la fe" no es solo una lucha espiritual interna; en el contexto de las otras lecturas, implica luchar activamente contra la indiferencia en nuestra propia vida, abrir los ojos y actuar con justicia y compasión.
En Resumen:
Leídas en conjunto, estas escrituras son una llamada radical a la conversión del corazón. Nos obligan a examinar nuestra propia vida y preguntarnos:
¿Quiénes son los "Lázaros" que están a mi puerta (en mi familia, mi trabajo, mi ciudad) a los que no estoy viendo?
¿Mi comodidad y mi estilo de vida me han hecho insensible al sufrimiento ajeno?
¿Mi fe se traduce en obras concretas de justicia y amor, o es una fe cómoda y desconectada de la realidad de los pobres?
El mensaje es atemporal y urgente: una fe que no se preocupa por el pobre y el necesitado es una fe vacía, y la indiferencia ante el sufrimiento humano tiene consecuencias eternas.