DOMINGO 29

Hch 12, 1-11
Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de «los panes Ácimos». Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De pronto, apareció el Ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!». Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. El Ángel le dijo: «Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias», y Pedro lo hizo. Después le dijo: «Cúbrete con el manto y sígueme». Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Ángel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el Ángel se alejó de él.
Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora sé que realmente el Señor envió a su Ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío».


Sal 33
El Señor me libró de todos mis temores. 
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. 
El Señor me libró de todos mis temores. 
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. 
El Señor me libró de todos mis temores. 
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. 
El Señor me libró de todos mis temores. 
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. 
El Señor me libró de todos mis temores.


2Tim 4, 6-8. 17-18
Querido hermano: Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación. Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.


Mt 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».


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Hch 12, 1-11 (Hechos de los Apóstoles 12, 1-11): La Liberación de Pedro

  • Significado individual: Este pasaje narra la milagrosa liberación del apóstol Pedro de la cárcel, donde había sido encarcelado por el rey Herodes, quien ya había mandado matar a Santiago. La Iglesia, por su parte, oraba fervientemente por Pedro. Un ángel del Señor se le aparece a Pedro, le quita las cadenas y lo guía fuera de la prisión, pasando por los guardias y una puerta de hierro que se abre por sí misma.
  • Mensaje principal: Destaca la providencia divina y el poder de la oración de la Iglesia . A pesar de la persecución y el peligro, Dios interviene directamente para proteger a sus siervos y continuar su obra. Subraya la vulnerabilidad de los apóstoles frente al poder terrenal, pero también la invencibilidad del plan divino cuando la comunidad de fe persevera en la oración.

Sal 33 (Salmo 33): Alabanza al Creador y Preservador

  • SIGNIFICADO individual: Este salmo es un himno de alabanza a Dios como el Creador del universo y el Señor de la historia. Enfatiza la fidelidad de la palabra de Dios, su justicia y su misericordia. Reconoce que la fuerza humana y los ejércitos son vanos sin la ayuda divina. El salmista invita a confiar en el Señor, que mira a los que le temen y esperan en su amor fiel, para librarlos de la muerte y darles vida.
  • Mensaje principal: Es una celebración de la soberanía de Dios sobre todo lo creado y sobre los asuntos de los hombres. Resalta la confianza en Dios y su fidelidad. La creación por su Palabra y su capacidad para frustrar los planos de las naciones subraya que el verdadero poder reside en Él.

2Tim 4, 6-8. 17-18 (2 Timoteo 4, 6-8. 17-18): El Testamento de Pablo

  • SIGNIFICADO individual: En este pasaje, el apóstol Pablo, consciente de que su vida terrenal está llegando a su fin (metafóricamente, "siendo derramado como una libación"), expresa su confianza en haber "combatido la buena batalla, terminada la carrera, guardado la fe". Se muestra seguro de recibir la "corona de justicia" del Señor. Además, relata cómo el Señor estuvo a su lado y le dio fuerzas para proclamar el mensaje a todos los gentiles, librándolo de peligros. Finaliza con una doxología al Señor.
  • Mensaje principal: Es una expresión de fidelidad, perseverancia y esperanza ante el martirio o el fin de la vida. Pablo testifica la ayuda constante de Dios en su ministerio, incluso en momentos de abandono humano. Transmite la idea de que la recompensa no es por mérito propio, sino por la gracia de Dios, y que la gloria final pertenece a Él. Es un llamado a la constancia en la fe hasta el final.

Mt 16, 13-19 (Mateo 16, 13-19): La Confesión de Pedro y la Fundación de la Iglesia

  • Significado individual: Jesús pregunta a sus discípulos quién dice la gente que es Él, y luego, más directamente, quién dicen ellos que es Él. Simón Pedro responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Jesús entonces lo declara bienaventurado, revelando que esta verdad no le fue revelada por carne ni sangre, sino por el Padre celestial. Acto seguido, Jesús le dice a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos".
  • Mensaje principal: Este es un pasaje fundamental en la teología católica. Establece la primacía de Pedro y su papel como la "roca" sobre la cual Jesús edificaría su Iglesia. Implica la autoridad de Pedro y sus sucesores (el Papado) para gobernar la Iglesia ("las llaves del reino") y para tomar decisiones doctrinales y disciplinarias ("atar y desatar"). También asegura la perpetuidad de la Iglesia frente a las fuerzas del mal.

Significado en su conjunto:

Estos cuatro pasajes, a menudo leídos juntos en la liturgia católica, especialmente en las festividades de los Apóstoles Pedro y Pablo, se entrelazan para comunicar un poderoso mensaje sobre la naturaleza, la misión y protección de la Iglesia, y el rol de sus líderes, particularmente Pedro.

  1. Fundación y Autoridad de la Iglesia (Mt 16, 13-19): El evangelio de Mateo establece el fundamento de la Iglesia en la persona de Pedro y la autoridad que Jesús le confiere. Es la base de la misión de la Iglesia en el mundo.
  2. Persecución y Protección Divina (Hch 12, 1-11): Los Hechos de los Apóstoles muestran la realidad de la Iglesia naciente, que enfrenta persecución y martirio (Santiago). Sin embargo, la liberación milagrosa de Pedro ilustra que, a pesar de la fragilidad humana y la amenaza externa, Dios protege a su Iglesia ya sus líderes, respondiendo a la oración comunitaria. La "roca" (Pedro) está protegida sobrenaturalmente.
  3. La Fidelidad de los Apóstoles y la Esperanza Escatológica (2Tim 4, 6-8. 17-18): La carta a Timoteo presenta a Pablo, otro pilar de la Iglesia primitiva, al final de su vida. Su testimonio de haber "combatido la buena batalla" y la certeza de la "corona de justicia" inspiran a la perseverancia en la fe. La protección divina que experimentó Pablo a lo largo de su ministerio (librado "de la boca del león") refuerza la idea de la asistencia de Dios a quienes cumplen su misión, y la meta final de la vida cristiana en el reino celestial.
  4. La Soberanía y Fidelidad de Dios (Sal 33): Este salmo proporciona el marco teológico subyacente a los otros pasajes. Recuerda que es Dios quien crea, sostiene y gobierna el universo. Su palabra es recta y su plan es eterno. Esto da sentido y esperanza a las pruebas de la Iglesia ya la fidelidad de sus apóstoles. Es Dios, en su omnipotencia y amor, quien hace posible la edificación de la Iglesia, su protección en medio de las dificultades y la recompensa final para aquellos que le son fieles.

En resumen, estos textos juntos afirman la divina institución de la Iglesia a través de Pedro, su protección milagrosa ante la persecución, la perseverancia y la recompensa de sus apóstoles en su misión, todo ello arraigado en la soberanía, fidelidad y amor providencial de Dios.