Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento.
A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz.
A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad.
Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto.
Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
Los que confían en él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
Sal 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Rom 5, 5-11
Hermanos, la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado. En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores. Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor. Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Y ahora que estamos justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira de Dios. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. Y esto no es todo: nosotros nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien desde ahora hemos recibido la reconciliación.
Jn 6, 37-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día».
Sabiduría 3, 1-9: La paz de los justos
Significado: Este pasaje del Antiguo Testamento ofrece un profundo consuelo. Afirma que "las almas de los justos están en manos de Dios". Aunque desde una perspectiva humana su muerte pueda parecer un castigo o una desgracia, en realidad, ellos "están en paz". El texto explica que sus sufrimientos en vida fueron una prueba (como el oro en el crisol) y que ahora gozan de la recompensa divina y la inmortalidad. Es un mensaje de consuelo que asegura que los fieles difuntos no están perdidos ni sufriendo, sino seguros y en paz con Dios.
Salmo 22 (23): El Señor es mi pastor
Significado: Este es uno de los salmos más conocidos y queridos. Describe la relación entre Dios y el creyente usando la metáfora del pastor y su oveja. El mensaje central es de confianza absoluta en la protección y guía de Dios. Incluso al "caminar por cañadas oscuras" (una clara metáfora de los momentos más difíciles de la vida, incluido el valle de la muerte), el salmista no teme mal alguno, porque Dios está con él. El salmo concluye con la certeza de vivir en la casa del Señor "por años sin término". Es una oración de confianza total.
Romanos 5, 5-11: La prueba del amor de Dios
Significado: San Pablo explica aquí el fundamento de nuestra esperanza: el inmenso amor de Dios. La prueba de ese amor no es solo una idea, sino un hecho concreto: "Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores". El argumento es lógico y poderoso: si Dios nos amó tanto como para sacrificar a su Hijo por nosotros antes de que fuéramos sus amigos, con cuánta más razón nos salvará ahora que estamos reconciliados por su sangre. Esta lectura da la base teológica de por qué podemos confiar en la promesa de la salvación.
Juan 6, 37-40: La promesa de la resurrección
Significado: Este pasaje es el clímax de la promesa. Son palabras directas de Jesús. Él declara cuál es la voluntad de Dios Padre: que Él (Jesús) no pierda a ninguno de los que creen en Él, sino que "lo resucite en el último día". Esta es la promesa explícita de la vida eterna y la resurrección corporal. Jesús asegura que quien cree en Él "tiene vida eterna". No solo ofrece consuelo espiritual (como el Salmo) o paz tras la muerte (como Sabiduría), sino la victoria total sobre la muerte misma.
En resumen
Estas lecturas construyen un mensaje completo:
Sabiduría dice: "No teman, los justos están en paz con Dios".
El Salmo dice: "Dios te guía y te protege, incluso en la muerte".
Romanos dice: "Puedes creer esto, porque Dios te ama tanto que envió a Cristo a morir por ti".
Juan dice: "Y la promesa final de Cristo es esta: Yo mismo te resucitaré"