DOMINGO 6

Gn 2, 18-24
Después dijo el Señor Dios: “No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
El hombre exclamó: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre”.
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.


Sal 127
Dichoso el que teme al Señor. 
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. 
Dichoso el que teme al Señor. 
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. 
Dichoso el que teme al Señor. 
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. 
Dichoso el que teme al Señor.


Hb 2, 8-11
Hermanos, Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda en bien de todos.
En efecto, el creador y Señor de todas las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación. El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres.


Mc 10, 2-16
En aquel tiempo, se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.


Unificando los Textos: Amor, Unidad y el Plan Divino

Excelente elección de pasajes bíblicos! Cada uno, por sí solo, ofrece una profunda reflexión sobre temas fundamentales como el amor, la unidad, la familia y el plan divino. Al analizarlos juntos, podemos descubrir un rico tapiz de significado que se entrelaza a lo largo de la historia de la salvación.

Génesis 2:18-24: El Matrimonio como Institución Divina

Este pasaje fundamental establece el matrimonio como una institución divina, diseñada para la compañía, la procreación y la unidad profunda entre el hombre y la mujer. Dios declara que "no es bueno que el hombre esté solo" y crea a Eva como una compañera adecuada. La unión matrimonial es presentada como un regalo de Dios y un reflejo del amor divino.

Salmo 127: La Bendición de la Familia

El Salmo 127 celebra la bendición de la familia como un regalo de Dios. La prosperidad y la felicidad se asocian con la familia, y se enfatiza la importancia de la protección divina. Este salmo nos recuerda que la familia es un pilar fundamental de la sociedad y un lugar donde experimentamos el amor y el cuidado de Dios.

Hebreos 2:8-11: La Humanidad de Cristo y la Familia de Dios

Este pasaje destaca la humanidad de Jesucristo y su papel como el primogénito entre muchos hermanos. Al hacerse hombre, Jesús se unió a nosotros en nuestra humanidad, compartiendo nuestras alegrías y sufrimientos. Los creyentes somos llamados a ser sus hermanos y hermanas, formando parte de la familia de Dios.

Marcos 10:2-16: El Matrimonio Indisoluble

En este pasaje, Jesús reafirma la enseñanza bíblica sobre el matrimonio como una unión indisoluble. Al citar a Génesis, Jesús subraya la intención divina de que el hombre y la mujer se unan en una sola carne. Jesús también enseña que el divorcio es contrario al plan de Dios, excepto en casos de inmoralidad sexual.

Conectando los Puntos

Al analizar estos pasajes en conjunto, podemos identificar los siguientes temas recurrentes:

  • El amor de Dios: En cada pasaje, vemos la expresión del amor de Dios por la humanidad. Ya sea en la creación del matrimonio, en la bendición de la familia, en la encarnación de Cristo o en la enseñanza de Jesús sobre el matrimonio, el amor divino es el hilo conductor.
  • La unidad: Tanto el matrimonio como la familia de Dios son representaciones de la unidad. Dios desea que vivamos en armonía y comunión unos con otros.
  • El plan divino: Estos pasajes revelan un plan divino para la humanidad. El matrimonio, la familia y la iglesia son parte de ese plan, diseñado para traer gloria a Dios y bendición a la humanidad.

En resumen, estos pasajes bíblicos nos invitan a reflexionar sobre la importancia del amor, la unidad y la familia en nuestra vida. Nos recuerdan que somos parte de una historia más grande, un plan divino que nos conecta con Dios y con los demás.