DOMINGO 7

Is 11, 1-10
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor –y lo inspirará el temor del Señor–. Él no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas. El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora meterá la mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.


Sal 71
Ven, Señor, rey de justicia y de paz. 
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. 
Ven, Señor, rey de justicia y de paz. 
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. 
Ven, Señor, rey de justicia y de paz. 
Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado. 
Ven, Señor, rey de justicia y de paz. 
Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones. 
Ven, Señor, rey de justicia y de paz.


Rom 15, 4-9
Hermanos: Ahora bien, todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres, y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre.

 Mt 3, 1-12
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca». A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: «Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: “Tenemos por padre a Abraham”. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».


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Estas escrituras bíblicas, en su conjunto, forman la base de la liturgia del Segundo Domingo de Adviento en el ciclo A de la Iglesia Católica, y su significado gira en torno a la esperanza, la preparación, la venida del Mesías y la universalidad de la salvación.

  Significado Individual de las Lecturas

1. Isaías 11, 1-10: La Promesa del Mesías Justo 

  • Tema: Esta profecía anuncia la venida de un futuro rey ideal, el Mesías, que provendrá de la raíz o "tronco de Jesé" (el padre del rey David). Aunque la dinastía davídica estaba en ruinas ("tronco"), Dios haría brotar un "retoño".

  • Contenido: Describe al Mesías como alguien sobre quien reposará el Espíritu del Señor con plenitud (sabiduría, entendimiento, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios). Este rey juzgará con justicia y equidad a los pobres y establecerá una era de paz universal, simbolizada por la imagen del lobo conviviendo con el cordero.

  • Mensaje Clave: Es una promesa de restauración, justicia y paz mesiánica centrada en la persona de Jesucristo.


2. Salmo 71 (o 72): El Reino de Justicia y Paz 

  • Tema: Es una oración por el rey, pidiendo que Dios le dé su justicia para que pueda gobernar con rectitud, protegiendo a los pobres y estableciendo la paz.

  • Contenido: Idealiza el reinado mesiánico: su duración será eterna, la justicia florecerá, y el Mesías liberará a los débiles, se apiadará del pobre y su nombre será bendición para todas las naciones.

  • Conexión: Responde y amplifica la promesa de Isaías, cantando la justicia y la liberación que traerá el Mesías.


3. Romanos 15, 4-9: La Esperanza de las Escrituras y la Acogida Universal 

  • Tema: El apóstol Pablo exhorta a la unidad, la paciencia y la esperanza, basadas en el consuelo de las Escrituras del Antiguo Testamento.

  • Contenido: Recuerda a los cristianos de Roma que Cristo vino a servir tanto a los judíos (para cumplir las promesas hechas a los patriarcas, mostrando la fidelidad de Dios) como a los gentiles (para que alabaran a Dios por su misericordia). Insta a acogerse mutuamente, tal como Cristo los acogió, para la gloria de Dios.

  • Mensaje Clave: La salvación ofrecida por el Mesías es para toda la humanidad, uniendo a todos los pueblos en la alabanza a Dios.


4. Mateo 3, 1-12: Juan el Bautista y la Conversión 

  • Tema: Presentación de Juan el Bautista, la "Voz que clama en el desierto", quien prepara el camino para la venida de Jesús.

  • Contenido: Juan predica en el desierto de Judea, llamando a la conversión y al arrepentimiento ("Convertíos, porque está al llegar el Reino de los Cielos"). Advierte a los fariseos y saduceos que la mera descendencia de Abrahán no sirve, y que deben dar "frutos dignos de penitencia". Anuncia la inminente llegada de alguien más grande que él, el Mesías, que bautizará "con Espíritu Santo y fuego" y que juzgará separando el trigo de la paja.

  • Conexión: Es el cumplimiento de las profecías de Isaías y el llamado a la preparación activa para recibir al Rey-Mesías.


 Significado en su Conjunto: La Conversión al Reino

Estas cuatro lecturas, unidas en el Segundo Domingo de Adviento, construyen un mensaje coherente y poderoso:

  1. Fundamento (Isaías y Salmo): Dios ha prometido un Mesías que será un Rey justo, lleno del Espíritu, que traerá un reino de paz, justicia y liberación para los pobres.

  2. Preparación (Mateo): La llegada de este Rey no es pasiva, sino que exige una respuesta activa del hombre: la conversión y la penitencia. Juan el Bautista es el heraldo que nos llama a enderezar el camino del Señor en nuestros corazones.

  3. Universalidad y Fruto (Romanos): El propósito de la venida de Cristo (el Mesías) es la salvación de todos (judíos y gentiles), y la preparación debe llevar a la unidad, la paciencia y la esperanza en la Palabra de Dios, acogiendo a los demás para glorificar a Dios.

En resumen, el conjunto de lecturas nos invita a vivir el Adviento con la esperanza de la venida de Cristo (promesa), a través de una conversión sincera (preparación), que nos lleve a la unidad y la acogida fraterna (fruto de la venida).