DOMINGO 7

Sab 9, 13-19
¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor?
Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones.
Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo?
¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por la Sabiduría, fueron salvados”.


Sal 89
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 
Tú reduces al hombre a polvo, diciendo: “Retornad, hijos de Adán.” Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna. 
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 
Los siembras año por año, como hierba que se renueva; que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.   Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. 
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo; baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. 
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


Flm 9-10. 12-17
Querido hermano:​ Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Te lo envío como si fuera yo mismo. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario.
Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo.


Lc 14, 25-33
En aquel tiempo, caminaba con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: «Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

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Sabiduría 9, 13-19: La incomprensibilidad de los designios de Dios

Este pasaje del libro de la Sabiduría es una profunda reflexión sobre la limitación de la mente humana para comprender plenamente los planes y la voluntad de Dios. El autor sagrado se pregunta retóricamente: "¿Qué hombre puede conocer el designio de Dios?". La idea central es que nuestros pensamientos son "tímidos" y nuestros razonamientos "inseguros" porque el cuerpo mortal es un peso para el alma y nuestra perspectiva terrenal nos impide ver con claridad las cosas del cielo.

En resumen, este texto nos enseña que necesitamos la sabiduría y el Espíritu Santo de Dios para poder discernir su voluntad y seguir el camino correcto. Sin la ayuda divina, estamos perdidos en nuestras propias conjeturas y ansiedades.


Salmo 89: Súplica a un Dios eterno en la brevedad de la vida

El Salmo 89 es una meditación sobre el contraste entre la eternidad de Dios y la fragilidad de la vida humana. El salmista describe la vida del hombre como la hierba que florece por la mañana y se seca por la tarde. Es un lamento por la brevedad y las dificultades de nuestra existencia, vistas como consecuencia del pecado.

Sin embargo, no es un salmo de desesperación. Es una oración que pide a Dios que nos enseñe a "contar nuestros días" para que adquiramos un corazón sensato. La petición final es que la bondad del Señor esté sobre nosotros y haga prosperar nuestras obras. Es un llamado a vivir sabiamente, reconociendo nuestra dependencia de Dios en el corto tiempo que tenemos.


Filemón 9-10, 12-17: Una petición de perdón y fraternidad en Cristo

Esta es una carta muy personal de San Pablo a Filemón, un líder de la iglesia en Colosas. Pablo le escribe para interceder por Onésimo, un esclavo de Filemón que había escapado y que se convirtió al cristianismo gracias a Pablo.

Pablo apela a Filemón no con autoridad de apóstol, sino con amor. Le pide que reciba a Onésimo ya no como a un esclavo, sino como a un "hermano querido" en Cristo. Este pasaje es un poderoso testimonio de cómo la fe en Jesús transforma radicalmente las relaciones sociales. En Cristo, las barreras de amo y esclavo se derrumban, y todos somos iguales, hermanos y hermanas. Es una lección práctica del amor y el perdón que deben caracterizar a la comunidad cristiana.


Lucas 14, 25-33: Las exigencias radicales del discipulado

En este pasaje del Evangelio, Jesús se dirige a una gran multitud y establece las condiciones para ser su discípulo. Sus palabras son fuertes y exigentes. Habla de "odiar" (en el sentido semítico de "amar menos a") a la propia familia y a la propia vida, de tomar la cruz y de renunciar a todos los bienes.

Jesús utiliza dos parábolas para ilustrar su punto:

  1. El constructor de la torre: Nadie empieza una construcción sin calcular primero el costo, para no quedar en ridículo si no puede terminarla.

  2. El rey que va a la guerra: Ningún rey se enfrenta a un enemigo más poderoso sin antes calcular si tiene los recursos para vencer.

El mensaje es claro: ser discípulo de Jesús es un compromiso total que requiere calcular el costo y estar dispuesto a poner a Jesús por encima de todo, incluso de los lazos familiares más queridos y de las posesiones materiales. No es una decisión que deba tomarse a la ligera.

El Mensaje en Conjunto

El hilo conductor que une estas cuatro lecturas es la necesidad de la sabiduría divina para comprender y aceptar las exigencias del seguimiento de Cristo en nuestra condición humana frágil y limitada.

Las lecturas nos presentan un contraste: por un lado, la debilidad y brevedad de la vida humana, nuestra incapacidad para comprender los planes de Dios (Sabiduría y Salmo 89). Por otro lado, las demandas radicales y transformadoras del Evangelio (Lucas y Filemón).

En conjunto, el mensaje es este:

Reconocemos que, por nosotros mismos, somos débiles y nuestros pensamientos son limitados para entender los planes de Dios. Sin embargo, si pedimos la sabiduría de lo alto (Sabiduría), podemos aprender a vivir nuestra corta vida con sensatez (Salmo 89). Esta sabiduría nos permite comprender el costo del discipulado que Jesús exige: un compromiso total que reordena todas nuestras prioridades y afectos (Lucas). Este seguimiento no es solo una idea abstracta, sino que se traduce en acciones concretas que transforman nuestras relaciones humanas, llevándonos a ver a los demás, sin importar su condición social, como hermanos en Cristo (Filemón).

En esencia, las lecturas nos invitan a una renuncia sabia. Renunciamos a nuestra propia autosuficiencia para abrazar la sabiduría de Dios, y renunciamos a nuestros apegos terrenales para poder seguir libremente a Jesús, lo cual nos lleva a una nueva forma de relacionarnos, basada en el amor y la fraternidad cristiana.