Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? 9 Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios».
Sal 103
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Gal 5, 16-25
Hermanos: Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él. No busquemos la vanagloria, provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.
Jn 7, 37-39
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: «El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí». Como dice la Escritura: De su seno brotarán manantiales de agua viva. Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado.
1. Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 2, 1-11 (La venida del Espíritu Santo)
- Significado Central: Este es el relato central del día de Pentecostés. Describe la manifestación visible y audible del Espíritu Santo descendiendo sobre los apóstoles y María. Los signos (viento, lenguas de fuego) y el prodigio de hablar en diversas lenguas son cruciales.
- Mensaje Clave: La venida del Espíritu Santo es un evento transformador que otorga poder y valor a los discípulos. Les capacita para superar el miedo y salir de su encierro para proclamar el Evangelio a todas las naciones. El don de lenguas simboliza la universalidad del mensaje cristiano y la superación de las barreras de comunicación que surgieron en Babel. La salvación se ofrece a todos, sin fronteras.
- Conexión con la Iglesia: Marca el nacimiento de la Iglesia como comunidad evangelizadora, impulsada por el Espíritu para dar testimonio de Jesús Resucitado en el mundo.
2. Salmo Responsorial: Salmo 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (Alabanza a Dios creador y la renovación por el Espíritu)
- Significado Central: Este salmo es una alabanza a Dios como creador y sustentador de la vida. Se enfoca en su poder para renovar y dar vida.
- Mensaje Clave: Se conecta con Pentecostés al enfatizar cómo el Espíritu de Dios es el aliento de vida que renueva la faz de la tierra. La alabanza a Dios por su creación se une a la acción del Espíritu que recrea y da nueva vida espiritual. El "Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra" resuena directamente con la acción vivificadora del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo.
- Conexión con la Iglesia: La Iglesia, animada por el Espíritu, es un instrumento de la renovación de Dios en el mundo.
3. Segunda Lectura: Gálatas 5, 16-25 (Vivir según el Espíritu y sus frutos)
- Significado Central: San Pablo contrasta la vida según la "carne" (los deseos pecaminosos) con la vida según el "Espíritu". Explica que los creyentes están llamados a dejar que el Espíritu los guíe y a dar frutos de santidad.
- Mensaje Clave: Esta lectura es una exhortación práctica a los cristianos. El Espíritu Santo no es solo una fuerza externa, sino que habita en los creyentes, generando una lucha interna entre el bien y el mal. La vida en el Espíritu se manifiesta en el "fruto del Espíritu": amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Estos frutos son la evidencia de que el Espíritu está actuando en nuestras vidas.
- Conexión con la Iglesia: La Iglesia, como cuerpo de Cristo, está llamada a manifestar los frutos del Espíritu en sus miembros, siendo así un testimonio vivo del Evangelio. La vida de cada creyente, guiada por el Espíritu, contribuye a la santidad de toda la comunidad.
4. Evangelio: Juan 15, 26-27; 16, 12-15 (La promesa del Paráclito y su misión)
- Significado Central: Jesús, antes de su Ascensión, promete a sus discípulos el Espíritu Santo, a quien llama el "Paráclito" (Consolador, Abogado, Defensor). Explica que el Espíritu testificará de Él y guiará a los discípulos a la verdad completa.
- Mensaje Clave: El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal, sino una persona divina que continúa la obra de Jesús en el mundo. Él es el "Espíritu de la Verdad" que revelará más plenamente la verdad de Cristo y glorificará a Jesús. También capacitará a los discípulos para ser testigos de Jesús. Es un mensaje de consuelo y empoderamiento para la misión.
- Conexión con la Iglesia: La Iglesia está sostenida y guiada por el Espíritu Santo. Él es quien le permite comprender la verdad revelada por Jesús, vivirla y proclamarla con autoridad. La misión evangelizadora de la Iglesia depende enteramente de la acción del Espíritu.
Evangelio Alternativo: Juan 20, 19-23 (El envío del Espíritu para el perdón de los pecados)
- Significado Central: Este pasaje, que a veces se usa en la Misa Vespertina del sábado, narra la aparición de Jesús resucitado a sus discípulos encerrados por miedo. Él les desea la paz, les muestra sus heridas y sopla sobre ellos el Espíritu Santo, dándoles el poder de perdonar o retener los pecados.
- Mensaje Clave: Se enfatiza la paz que solo Cristo resucitado puede dar, superando el miedo y la desesperación. El soplo de Jesús es un eco del Génesis, donde Dios sopla vida en el hombre. El Espíritu Santo confiere el poder de perdonar los pecados, estableciendo el sacramento de la Reconciliación y la misión de la Iglesia de ser instrumento de la misericordia divina.
- Conexión con la Iglesia: La Iglesia es la comunidad de los perdonados y la que, por el poder del Espíritu, ministra el perdón de Dios a la humanidad.
Significado de las lecturas en su conjunto para Pentecostés:
En síntesis, las lecturas de Pentecostés nos revelan que esta solemnidad celebra:
- El Cumplimiento de la Promesa: La venida del Espíritu Santo, prometida por Jesús, es el cumplimiento de la promesa de Dios de no dejar solos a sus discípulos.
- El Nacimiento de la Iglesia Misionera: El Espíritu capacita a los discípulos para salir de su miedo y testimoniar a Jesús, dando origen a la Iglesia como una comunidad universal y misionera.
- La Transformación Interior: El Espíritu Santo no solo actúa externamente, sino que transforma la vida de los creyentes desde dentro, capacitándolos para vivir una vida de santidad y producir frutos espirituales.
- La Guía a la Verdad Completa: El Espíritu es el "Espíritu de la Verdad" que guía a la Iglesia a comprender y proclamar plenamente la verdad de Cristo.
- La Capacitación para la Misión: Con el Espíritu, los cristianos reciben el poder necesario para continuar la obra de Jesús en el mundo, incluyendo la proclamación del Evangelio y la administración del perdón de los pecados.
Pentecostés es, por lo tanto, una invitación a abrir nuestros corazones al Espíritu Santo, a dejarnos guiar por Él y a ser instrumentos suyos para la renovación del mundo y la extensión del Reino de Dios. Es la fiesta de la Iglesia que vive, se mueve y respira por la fuerza de Dios.