En aquel tiempo, dijo Moisés al pueblo: El sacerdote tomará la canasta que tú le entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios:
“Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. Él vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo, que tú, Señor, me diste”.
Tú depositarás las primicias ante el Señor, tu Dios, y te postrarás delante de él.
Sal 90
Tú eres mi Dios y en ti confío.
Tú, que vives
al amparo del Altísimo
y descansas a la sombra
del todopoderoso,
dile al Señor:
“Tú eres mi refugio y fortaleza;
tú eres mi Dios y en ti confío”.
Tú eres mi Dios y en ti confío.
No te sucederá
desgracia alguna,
ninguna calamidad caerá
sobre tu casa,
pues el Señor ha dado
a sus ángeles la orden
de protegerte a donde quiera
que vayas.
Tú eres mi Dios y en ti confío.
Los ángeles de Dios
te llevarán en brazos
para que no te tropieces
con las piedras,
podrás pisar los escorpiones
y las víboras
y dominar las fieras.
Tú eres mi Dios y en ti confío.
“Puesto que tú me conoces
y me amas, dice el Señor,
yo te libraré y te pondré a salvo.
Cuando tú me invoques,
yo te escucharé,
y en tus angustias
estaré contigo,
te libraré de ellas
y te colmaré de honores”.
Tú eres mi Dios y en ti confío.
Rom 10, 8-13
Hermanos, ¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido. Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Lc 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan». Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura:
El hombre no vive solamente de pan».
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: «Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le respondió:
«Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto».
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
Pero Jesús le respondió: «Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios».
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
Rom 10, 8-13
Hermanos, ¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido. Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Lc 4, 1-13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan». Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura:
El hombre no vive solamente de pan».
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: «Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le respondió:
«Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto».
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
Pero Jesús le respondió: «Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios».
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
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1. Deuteronomio 26, 4-10: La profesión de fe de Israel
- Este pasaje describe un ritual en el que los israelitas ofrecían los primeros frutos de la tierra a Dios.
- Es una expresión de gratitud por la liberación de la esclavitud en Egipto y por la tierra prometida.
- Destaca la fidelidad de Dios a sus promesas y la respuesta de fe y agradecimiento del pueblo.
2. Salmo 90: La eternidad de Dios y la fragilidad humana
- Este salmo contrasta la eternidad y el poder de Dios con la brevedad y la debilidad de la vida humana.
- Es una oración que busca refugio y protección en Dios, reconociendo su soberanía sobre el tiempo y la historia.
- Invita a la sabiduría para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
3. Romanos 10, 8-13: La salvación por la fe en Cristo
- Pablo explica que la salvación no se obtiene por obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo.
- La confesión de fe en Jesús como Señor y la creencia en su resurrección son los requisitos para la salvación.
- Este pasaje enfatiza la universalidad de la salvación, que está disponible para todos los que creen.
4. Lucas 4, 1-13: Las tentaciones de Jesús en el desierto
- Jesús es tentado por el diablo, quien pone a prueba su fidelidad a Dios.
- Jesús vence las tentaciones citando las Escrituras, demostrando su obediencia y su confianza en el Padre.
- Este pasaje revela la humanidad de Jesús y su capacidad para resistir la tentación, sentando un ejemplo para los creyentes.
Conexión entre los pasajes:
- Fidelidad y respuesta: Deuteronomio muestra la fidelidad de Dios y la respuesta de agradecimiento del pueblo. Lucas muestra la fidelidad de Jesús a Dios frente a la tentación.
- Fe y salvación: Romanos enfatiza la salvación por la fe en Cristo. Los otros pasajes muestran diferentes aspectos de esa fe: gratitud, confianza y obediencia.
- La palabra de Dios: En las tentaciones de Jesús, la palabra de Dios es el arma que el usa para vencer las tentaciones, y en romanos se explica que la palabra esta cerca de nosotros, y es la que nos salva.
- Reconocimiento de la soberanía de Dios: El Salmo 90 nos invita a reconocer la soberanía de Dios y a buscar refugio en él, lo cual se refleja en la actitud de Jesús ante las tentaciones.
En resumen, estos pasajes nos invitan a reflexionar sobre la fidelidad de Dios, la importancia de la fe, la necesidad de confiar en su palabra y la invitación a vivir en obediencia a su voluntad.