Hermanos, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia. De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos! ¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido? Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.
Sal 68
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Mírame, Señor,
enfermo y afligido;
defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.
En mi cantar exaltaré
tu nombre,
proclamaré tu gloria,
agradecido.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Se alegrarán al verlo
los que sufren;
quienes buscan a Dios
tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás
desoye al pobre,
ni olvida al que se encuentra
encadenado.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Ciertamente el Señor
salvará a Sión,
reconstruirá a Judá;
la heredarán
los hijos de sus siervos,
quienes aman a Dios
la habitarán.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Lc 14, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».
Lc 14, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».