MARTES 30

Zac 8, 20-23
Así habla el Señor de los ejércitos: Vendrán asimismo pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una ciudad irán a otra, diciendo: “Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir”. Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor.
Así habla el Señor de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones, tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: “Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes”.


Sal 86
Dios está con nosotros. 
Él la ha cimentado sobre el monte santo: y el Señor prefiere las puertas de Sion a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! 
Dios está con nosotros. 
“Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.” Se dirá de Sion: “Uno por uno todos han nacido en ella: el Altísimo en persona la ha fundado.”
Dios está con nosotros. 
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: “Este ha nacido allí.” Y cantarán mientras danzan: “Todas mis fuentes están en ti.” 
Dios está con nosotros.


Lc 9, 51-56
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?». Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.