Entonces se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: “Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes: Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernara. Entonces dijeron al olivo: ‘Sé tú nuestro rey’. Pero el olivo les respondió: ‘¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?’. Los árboles dijeron a la higuera: ‘Ven tú a reinar sobre nosotros’. Pero la higuera les respondió: ‘¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?’. Los árboles le dijeron a la vid: ‘Ven tú a reinar sobre nosotros’. Pero la vid les respondió: ‘¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?’. Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: ‘Ven tú a reinar sobre nosotros’. Pero la zarza respondió a los árboles: ‘Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los cedros del Líbano’.
Sal 20
De tu poder, Señor, se alegra el rey.
Mt 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”. Ellos le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
La Parábola de Jotán: Una Lección sobre el Liderazgo y la Ambición en Jueces 9, 6-15
El pasaje de Jueces 9, 6-15, en la Biblia Católica, narra la proclamación de Abimélec como rey por los habitantes de Siquem y la elocuente respuesta de Jotán, el único hijo sobreviviente de Gedeón que escapó de la masacre perpetrada por su medio hermano Abimélec. A través de una incisiva parábola, Jotán advierte a los siquemitas sobre las nefastas consecuencias de su elección y expone la naturaleza del liderazgo justo en contraste con la tiranía ambiciosa.
Contexto Histórico y Narrativo
Para comprender plenamente el significado del pasaje, es crucial situarlo en su contexto. Tras la muerte del juez Gedeón (también llamado Jerubaal), quien había liberado a Israel de los madianitas, su hijo Abimélec, nacido de una concubina en Siquem, conspira para hacerse con el poder. Con el apoyo financiero de su familia materna en Siquem, contrata a "hombres ociosos y vagabundos" y asesina a sus setenta medio hermanos sobre una misma piedra en Ofrá. Solo Jotán, el más joven, logra esconderse y escapar.
Es entonces cuando los señores de Siquem y de Bet Miló se reúnen para proclamar rey a Abimélec junto a la encina de la estela que hay en Siquem. Al enterarse, Jotán sube a la cima del monte Garizim y desde allí proclama la parábola que constituye el núcleo de este pasaje.
La Parábola de los Árboles
Jotán relata cómo los árboles del bosque decidieron un día ungir a un rey para que los gobernara. Su discurso se desarrolla de la siguiente manera:
El Olivo: Primero, le piden al olivo que reine sobre ellos. Sin embargo, el olivo se niega, preguntando: "¿Voy a renunciar a mi aceite, con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?". El olivo representa la productividad, la paz y la consagración, y considera que su valiosa función es más importante que el poder y el prestigio del reinado.
La Higuera: A continuación, los árboles se dirigen a la higuera, que también rechaza la oferta con un argumento similar: "¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?". La higuera simboliza la prosperidad, la dulzura y el sustento, y prefiere continuar con su propósito beneficioso.
La Vid: En tercer lugar, le ofrecen el trono a la vid, y esta responde: "¿Voy a renunciar a mi mosto, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?". La vid, fuente de alegría y celebración, tampoco está dispuesta a abandonar su vocación por la ambición de gobernar.
La Zarza: Finalmente, desesperados, los árboles le piden a la zarza que sea su rey. A diferencia de los árboles fructíferos, la zarza, un arbusto espinoso e inútil, acepta de inmediato, pero con una condición amenazante: "Si de veras queréis ungirme como vuestro rey, venid a cobijaros bajo mi sombra; si no, saldrá fuego de la zarza y devorará los cedros del Líbano".
Significado y Aplicación Teológica
La parábola de Jotán es una aguda crítica a la elección de los siquemitas y una profunda meditación sobre la naturaleza del poder y el liderazgo desde una perspectiva bíblica.
Crítica a la Monarquía y al Liderazgo Indigno: En un tiempo en que Israel era una confederación de tribus guiada por jueces carismáticos suscitados por Dios, la ambición de Abimélec por establecer una monarquía hereditaria a través del fratricidio es vista como una traición al plan divino. Jotán contrasta a los líderes valiosos y productivos (el olivo, la higuera, la vid), que están ocupados en servir y bendecir a otros, con el líder inútil y peligroso (la zarza). Abimélec es esa zarza: no ofrece protección, sustento ni alegría, sino una sombra ilusoria y la amenaza de destrucción.
La Responsabilidad de la Elección: La parábola no solo condena a Abimélec, sino también a los habitantes de Siquem que lo eligieron. Al rechazar a los "árboles" dignos y optar por la "zarza", han tomado una decisión insensata que, como advierte Jotán, traerá consecuencias desastrosas. Es una advertencia sobre la responsabilidad de los pueblos al elegir a sus gobernantes.
La Ambición frente al Servicio: Desde la perspectiva católica, este pasaje resalta la enseñanza cristiana de que el liderazgo debe ser un servicio (
ministerium
) y no una búsqueda de poder (dominium
). Los árboles nobles y fructíferos representan a aquellos que encuentran su propósito en servir a Dios y a la comunidad, mientras que la zarza personifica la ambición egoísta que busca el poder por el poder mismo, aunque no tenga nada valioso que ofrecer.Justicia Divina: Aunque no se menciona explícitamente en estos versículos, el final de la historia de Abimélec en el capítulo 9 de Jueces confirma la profecía de Jotán. La relación entre Abimélec y los siquemitas se deteriora, llevando a la violencia y la destrucción mutua. Finalmente, Abimélec muere de manera humillante a manos de una mujer que le arroja una piedra de molino desde una torre. La tradición católica ve en esto la manifestación de la justicia divina, que castiga la soberbia y la violencia.
En resumen, Jueces 9, 6-15, a través de la parábola de Jotán, ofrece una poderosa lección sobre los peligros de la ambición desmedida y la importancia de elegir líderes sabios y serviciales. Es un recordatorio de que el verdadero valor de una persona o un líder no reside en su posición de poder, sino en los frutos de bien que produce para la comunidad.
El pasaje de Mateo 20, 1-16 narra la Parábola de los obreros de la viña. En ella, el dueño de una viña contrata obreros en diferentes momentos del día: al amanecer, a media mañana, al mediodía y al final de la tarde. A los primeros les promete el salario de un denario, el jornal justo por un día de trabajo. A los demás, les dice que les dará "lo que sea justo".
Al final del día, el dueño ordena que se pague a todos, comenzando por los últimos contratados y terminando por los primeros. Sorprendentemente, todos reciben un denario, sin importar cuánto tiempo trabajaron. Esto provoca la queja de los que trabajaron todo el día, quienes consideran injusto recibir lo mismo que los que trabajaron solo una hora. La respuesta del dueño es la clave de la parábola: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No convinimos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?". Jesús concluye con la famosa frase: "Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos".
Significado Principal de Mateo 20, 1-16
Este pasaje trata sobre la gracia y la generosidad incomprensible de Dios, que opera con una lógica diferente a la justicia humana.
La Gracia Divina vs. el Mérito Humano: La parábola enseña que la salvación y las bendiciones de Dios no se ganan por mérito o por la cantidad de "trabajo" acumulado. Son un regalo gratuito (gracia) que Dios concede por su infinita bondad. Los obreros de la primera hora operan bajo una lógica de mérito y justicia contractual ("trabajé más, merezco más"), mientras que el dueño de la viña opera bajo una lógica de generosidad y amor.
La Justicia de Dios: La justicia de Dios no es una simple balanza que pesa méritos. Él es justo porque cumple su promesa (paga el denario acordado), pero su "justicia" está desbordada por su misericordia. No se limita a dar lo estrictamente merecido, sino que da con una generosidad que supera toda expectativa humana.
Advertencia contra la Envidia y la Comparación: La parábola critica la tendencia humana a la envidia y a compararnos con los demás. Los primeros obreros no estaban insatisfechos con su paga hasta que la compararon con la de otros. Su problema no fue la injusticia, sino la envidia ante la bondad del dueño.
Relación y Contraste con Jueces 9, 6-15
A primera vista, los dos pasajes parecen no tener conexión, ya que abordan situaciones muy diferentes. Sin embargo, al leerlos en conjunto, ofrecen una visión complementaria sobre la justicia, el valor y el liderazgo, contrastando la lógica del mundo con la lógica del Reino de Dios.