En aquellos días, intervino el Sumo Sacerdote con todos sus partidarios, los de la secta de los saduceos. Llenos de envidia, hicieron arrestar a los Apóstoles y los enviaron a la prisión pública. Pero durante la noche, el Ángel del Señor abrió las puertas de la prisión y los hizo salir. Luego les dijo: «Vayan al Templo y anuncien al pueblo todo lo que se refiere a esta nueva Vida». Los Apóstoles, obedeciendo la orden, entraron en el Templo en las primeras horas del día, y se pusieron a enseñar.
Entre tanto, llegaron el Sumo Sacerdote y sus partidarios, convocaron al Sanedrín y a todo el Senado del pueblo de Israel, y mandaron a buscarlos a la cárcel. Cuando llegaron los guardias a la prisión, no los encontraron. Entonces volvieron y dijeron: «Encontramos la prisión cuidadosamente cerrada y a los centinelas de guardia junto a las puertas, pero cuando las abrimos, no había nadie adentro». Al oír esto, el jefe del Templo y los sumos sacerdotes quedaron perplejos y no podían explicarse qué había sucedido. En ese momento llegó uno, diciendo: «Los hombres que ustedes arrestaron, están en el Templo y enseñan al pueblo».
El jefe de la guardia salió con sus hombres y trajeron a los Apóstoles, pero sin violencia, por temor de ser apedreados por el pueblo.
Sal 33
Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.
Bendeciré al Señor
a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo
al escucharlo.
Haz la prueba y verás qué
bueno es el Señor. Aleluya.
Proclamemos la grandeza
del Señor
y alabemos todos juntos
su poder.
Cuando acudí al Señor,
me hizo caso
y me libró de todos mis temores.
Haz la prueba y verás qué
bueno es el Señor. Aleluya.
Confía en el Señor
y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha
el clamor de los pobres
y los libra de todas sus angustias.
Haz la prueba y verás qué
bueno es el Señor. Aleluya..
Junto a aquellos que temen
al Señor
el ángel del Señor acampa
y los protege.
Haz la prueba
y verás qué bueno es el Señor.
Dichoso el hombre
que se refugia en él.
Haz la prueba y verás qué
bueno es el Señor. Aleluya.
Jn 3, 16-21
Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios».
Jn 3, 16-21
Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios».